Santiago Marcelino Carreño, retrato plasmado por Fernando Mariscal. Foto cortesía.
“De los jefes patriotas sólo el británico Guillermo Miller lo citó entre los héroes; todos los demás lo silenciaron”.
Por Roberto Bustamante (*)
-SEGUNDA PPARTE-
En la primera parte, nos ocupamos de la biografía de José María Guzmán, olvidado comandante general de las guerrillas, veterano de cien combates, quien se inmoló el 23 de julio de 1824 mientras Santiago Marcelino Carreño, fue emboscado y ofrendó su vida en vísperas de la victoria de Ayacucho el 8 de diciembre de 1824.
Este año se cumple el bicentenario de la heroica inmolación de Carreño, calificado por el investigador Luis Guzmán Palomino como “figura paradigmática de la gesta libertaria”, quien hasta la fecha no ha sido reconocido ni registrado como héroe nacional.
“De los jefes patriotas sólo el británico Guillermo Miller lo citó entre los héroes; todos los demás lo silenciaron, olvidando a quien fuera de los libertadores de Chile, vencedor de varias acciones guerrilleras y organizador de un escuadrón de caballería que sería base del regimiento Húsares de Junín y jefe de los “guerrilleros de Vanguardia” en la definitiva Batalla de Ayacucho, asevera el destacado investigador.
Las hazañas heroicas y la trayectoria militar de Carreño y José María Guzmán, fueron publicadas por Guzmán Palomino hace 40 años en el diario “La República” de Lima y reeditadas por el Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú. Integrado al Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú (CEHMP), ha publicado los libros Campaña de la Breña; Colección de Documentos Inéditos (1990); Cáceres Inmortal (1991) y V Centenario 1492-1992; Análisis y Debate (1992); figura como coautor de los fascículos Historia del Heroísmo de los Pueblos del Mantaro (1993); Piura: Apuntes para su Geografía e Historia (1994); Tambogrande: Heroica Resistencia Nativa (1995) y Tambogrande y La Historia de Piura en el Siglo XVI (1996).
Con el profesor Hugo Guevara escribió en 1992 El Ocaso del Imperio de los Incas; y en 1993 fue coautor de la obra Huarochirí: Ocho mil años de historia, editada por la comuna de Santa Eulalia. Ha sido catedrático en la Universidad de La Cantuta y jefe del Departamento de Historia del CEHMP.
Resumimos la acción patriótica de Carreño, basada en la documentación facilitada a nuestro periódico por Guzmán Palomino.
En Ayacucho tuvo lugar la batalla definitiva. Foto cortesía Oscar Medrano Pérez.
CORONEL DEL EJÉRCITO SANTIAGO MARCELINO CARREÑO, COMANDANTE GENERAL DE LA VANGUARDIA LIBERTADORA
Fue uno de los más aguerridos combatientes y destacado jefe de las partidas de guerrillas en la parte final de las guerras por la independencia peruana.
Nació en Cusco, aunque se desconoce hasta la fecha la hoja de servicios de tan singular patriota, con el añadido de indio que le adjudicaron algunos racistas coetáneos, no precisamente realistas.
Carreño, inició su carrera militar a temprana edad y es posible haya sido reclutado por las fuerzas virreinales en los días que arreciaba la lucha libertaria en toda América, siendo uno de los primeros en abrazar la causa independentista.
Existen testimonios de sus primeras actuaciones patrióticas en favor de la emancipación de Chile, ganando sus ascensos en el campo de batalla hasta alcanzar el grado de Sargento mayor. Su nombre figura entre los 29 oficiales que trajo el regimiento Dragones de Chile, cuerpo que llegó al Perú y se completó con mayoría de reclutas peruanos.
Vencedor en Coparí y Ccahuachi
Estando en territorio peruano, Carreño fue muy activo en las incursiones desde 1821 en los puertos del sur, acompañando al general Miller, siendo reconocido por su actuación y victoria patriota en Coparí el 7 de agosto. Luego comandó la partida de 23 jinetes por Nazca, para combatir las tropas enemigas en Ccahuachi logrando un nuevo triunfo. De vuelta a Ica, mereció los elogios de Miller al liberar la región meridional inmediata a Lima.
La Patria Nueva de los Hijos del Sol
Ese mismo año, fue ordenado viajar a Lima para tomar parte en el sitio del Callao y comandar a los “Granaderos” del batallón “Auxiliar de Lima”. En septiembre de ese año reemplazó a José Pardo de Zela en la jefatura del “Batallón Provisional de Lima”, organizado sobre la base de 1,500 reclutas negros voluntarios.
Carreño fue responsable de adiestrar a estos combatientes y recomendó se les concediera la libertad a quienes eran esclavos. Se sabe que Carreño, anhelaba el surgimiento de una patria nueva. Su ideal era la resurrección del estado autónomo sobre bases netamente andinas. A sus amigos y paisanos, se dirigía llamándolos “Hijos del Sol”, frase con ideología profundamente nacionalista.
Comandante Militar en Nazca
A principios de 1822, Carreño fue nombrado comandante militar del Partido de Nazca, con el apoyo del ministro Bernardo Monteagudo. Allí reafirmó sus cualidades como instructor de milicias.
El 20 de abril del mismo año, pasó a Chanquillo para incorporar una partida de 120 hombres. Carreño se vio acorralado sin poder conseguir un buque para escapar, debiendo marchar por caminos extraviados durante dos días sin agua ni alimentos. Pudo volver a Pisco “en el último extremo de la vida”, donde fue socorrido por el alcalde de Paracas.
Por su enorme labor desplegada, sus cualidades al burlar al enemigo a pesar de estar en situaciones difíciles, al llegar a Lima, Carreño fue nombrado gobernador político y militar de Huarochirí con mando sobre las guerrillas en la sierra.
Jefe guerrillero en Huarochirí
Su labor en la sierra de Lima fue múltiple, como difícil. Reclutó, organizó, adiestró y equipó varias partidas, incorporando oficiales de carrera a las guerrillas y contingentes guerrilleros al ejército regular. Estableció una armería con escasos recursos.
Recorrió los pueblos de su jurisdicción para verificar el progreso de las guerrillas. Al no tener una sede fija en sus operaciones Entre junio y diciembre de 1822 se situó en Huachorí, Yauli, Matucana, La Oroya, San Mateo, Cachicachi, Carampoma, Chaclacayo, Canta, Chorrillos y otros centros poblados.
Nacionalista a ultranza
Carreño trabajó incansablemente al perseguir a las tropas realistas hostilizándolos con frecuentes y sorpresivos ataques. Incomprendido por algunos jefes aliados por sus acciones estratégicas, Carreño se vio precisado a responderles. “Mi residencia es ambulante y me sitúo donde las funciones de mi cargo me llaman, donde yo puedo ser útil a mi patria y mi suelo”, respondió a jefes aliados como Francisco de Paula Otero, presidente de Tarma y comandante general de la Sierra. Aumentaron las quejas, insultos y mensajes en pasquines en su contra, por su nacionalismo a ultranza. Carreño se presentó en Lima para defenderse. Sin embargo, en enero de 1823 fue despojado de su mando por la junta gubernativa.
Forjador de Húsares de Junín
Su postergación duró muy poco y en febrero de 1823, fue requerido por el general Arenales para comandar las guerrillas de la sierra y garantizar el tránsito. Luego pasó a Huánuco donde organizó un escuadrón de caballería que dio paso al glorioso regimiento “Húsares de Junín”. Por los cambios en el gobierno al asumir la presidencia José la Riva Agüero, Carreño fue reconocido Sargento Mayor y luego Teniente Coronel, aumentando su influencia y también nuevas denuncias en su contra. Se incrementaron los recelos cuando se supo que Riva Agüero, le dirigía comunicaciones intentando retenerlo. El gobierno de Lima ordenó entonces atacarlo.
Carreño contuvo ese accionar al anunciar en carta a Bolívar que se ponía a su servicio para luchar por los más sagrados intereses de la patria. De ese modo rompió con Riva Agüero. En marzo de 1824 Carreño nuevamente es despojado del mando de Húsares de Junín, medida injusta desaprobada por el Libertador Bolívar, quien lo reconoció en julio de ese mismo año como jefe del Parque del Ejército Libertador. En septiembre Carreño fue nombrado jefe de la vanguardia de las fuerzas de Bolívar que lo condujeron hasta Huamanga.
Último combate en víspera de la Batalla de Ayacucho
El 30 de noviembre, a la entrada de Talavera en Andahuaylas, Carreño y su partida de guerrillas logró escapar de una emboscada por una patrulla enemiga. Siguió por las alturas de Pampas para reunirse con el grueso del Ejército Libertador y pelear en la inminente batalla de Ayacucho. Lamentablemente, en la víspera, el 8 de diciembre de 1824, nuevamente fue sorprendido en el cerro Condorcunca, donde libró su último combate y se inmoló heroicamente.
“Se le mató dos veces, dijo con amargura Juan José Vega y hasta mil veces, su sacrificio sublime no tiene aún el sitial que merece en las gloriosas páginas de nuestra historia”. Con esta frase finaliza la reseña histórica de Guzmán Palomino. (NOTA DE REDACCIÓN. Para algunos estudiosos Carreño murió el mismo día de la Batalla de Ayacucho, para otros no. Lo cierto es que el patriota cusqueño tuvo resonante actuación en el triunfo de los patriotas.
Fernando Mariscal, reconocido artista peruano, residente en Upper Montclair, New Jersey, es el autor del primer retrato de Carreño. Como primicia es publicada en esta nota en homenaje al valeroso patriota. Nuestro agradecimiento por su colaboración.
(*) Roberto J. Bustamante, periodista y científico social.